Ser consciente de mi debilidad, me ayuda a confiar en Dios. 

Texto base: 2 corintios 12:9

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”

Desde niño nos enseñan a ser fuertes. Recuerdo un acontecimiento en un centro educativo en cual yo laboraba, observe como un niño sufrió una caída y comenzó a llorar, acudí rápidamente a auxiliar al pequeño e indefenso niño; el cual lloraba desconsolado, para mi sorpresa, la maestra con mejor reputación en el centro educativo se me opuso y me dijo: “no lo levantes para que el aprenda a levantarse solo”.

Conviene preguntarnos ¿Por qué levantarnos solos, si existe alguien que puede extendernos la mano?  Los cristianos creemos en un Dios todo poderoso, quien además, en esencia es amor. (1 Juan 4:8). Jesús advirtió a sus discípulos: en el mundo tendrán tropiezos: (Lucas 17:1) cuando hay tropiezos, es casi seguro que habrá una caída. Jesús continúa hablando y dice: “confiad yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Este aviso tiene como propósito equipar al creyente para la hora de las pruebas, principalmente debemos entender dos cocas: 1) Vendrán situaciones dolorosas a nuestras vidas, 1) Dios estará con nosotros, pero la falta de confianza hace que nos cerremos nuestro corazón a la obra del Espíritu Santo en nosotros, y este es un abismo mayor.

Hoy me siento desafiado con esta reflexión, quizás a ti también te desafía…

Bendiciones.

Prof. Janel Encarnacion, M.Ed.

Licenciado en Teología.

Pastor en Línea de Oración.

Comentarios